La predicación tiene como propósito comunicar el mensaje de la palabra de Dios y de ayudar al creyente a normar su conducta diaria y sus relaciones sociales de acuerdo con los principios cristianos.
El diablo te puede poner un plato vacio con piedras… y tu le puedes decir en su cara ¡No he visto justo desamparado, talvéz hoy no tenga pan, pero este que está aquí ¡No muere de hambre!, porque yo tengo un Padre!, ¡Aleluya!